Archivo para julio 2019

Juan Bautista de Toledo Arquitecto de Felipe II y Artífice del Renacimiento Español   Leave a comment

Ver las imágenes de origen

JB de Toledo urbanizador del Eje Monasterio del Escorial – La Granjilla de La Fresneda

Ver las imágenes de origen
Ver las imágenes de origen
Ver las imágenes de origen

El 30 de octubre de 1856, los españoles de aquel tiempo supieron con relativa certeza que el trazador del Real Monasterio de El Escorial y urbanizador de su entorno (la Villa de El Escorial y la Granjilla de la Fresneda), Juan Bautista de Toledo, había nacido en Madrid.

“Creíamos, por el apellido que Juan Bautista de Toledo fuese natural de la ciudad de ese nombre. También por asegurarlo Juan de Arfe que, como arquitecto contemporáneo, parece verosímil que no se equivocase”.

 Sin embargo, contradiciendo a Juan de Arfe, otros escritores aseguraron que su patria fue Madrid: Gil González Dávila le coloca entre los hombres ilustres naturales de esta villa (Grandezas de Madrid, página 222). También afirman que fue natural de la villa de Madrid: León Pinelo (Anales Manuscritos de Madrid); Don Juan de Quiñones (Alcalde Mayor de El Escorial, folio 61, archivo municipal del Escorial) en la explicación de unas Medallas del Emperadores que se hallaron en el Puerto de Guadarrama, y, también, el Licenciado Porreño en “Dichos y Hechos de Felipe II”.

 Después de haber estudiado en su patria lo que entonces se podía aprender de arquitectura, Juan Bautista de Toledo fue a Roma a continuar su aprendizaje con los grandes arquitectos estudiosos de las ruinas de la antigüedad. León Pinelo dice que le llamaron “el valiente español”.

Gil González asegura que “ejecutó buena parte de la fábrica de San Pedro” como ayudante del arquitecto mayor, Miguel Ángel: don Juan de Quiñones dice que “fue aparejador de aquella fábrica en tiempos de Micael Angelo” (Michaelangelo di Lodovico Buonarroti Simoni). La BAsílica de San Pedro es el mayor templo del mundo.

Ver las imágenes de origen

 De Roma, Juan Bautista pasó a Nápoles. Allí tuvo 200 ducados de renta y adquirió un molino de viento situado sobre el muelle grande. Los 200 ducados parece que eran producto de algún oficio, pues cuando se vino a España dejó allí a un teniente o tenedor. Y, como dicho oficio, sólo pudo dárselo el Virrey de Nápoles, conjeturo que algún Vierrey le llamaría de Roma para ocuparle en su profesión.

Carlos V nombra a Juan Bautista de Toledo, Director de las Obras Reales de Nápoles

“Llamado por el Virrey de Nápoles, don Pedro Álvarez de Toledo y Zúñiga, primer marqués de Villafranca, destacado protector de las Bellas Artes. Después de haber puesto en buen estado las cosas pertenecientes al gobierno político del Reino de Nápoles, don Pedro volvió su atención hacia el ornato de la ciudad. Eran sus miradas vastísimas y magníficas en sumo grado. Por consiguiente le era forzoso buscar uno de los más aventajados arquitectos de su entorno. Creyó hallar cuanto deseaba en Juan Bautista de Toledo. Pidió a Carlos V (Carlos I de España) que le otorgase el título de Director de las Obras Reales de Nápoles.

Ver las imágenes de origen

          

Ver las imágenes de origen

 Juan Bautista de Toledo rediseñó el trazado de Nápoles. Construyó el Palacio de los Virreyes (Castel Sant´Elmo) y una iglesia dedicada al Apóstol Santiago (Chiesa di San Giacomo degli Spagnoli, conocida actualmente como Chiesa di Nostra Signora di Sacro Cuore), situada en el centro histórico de Nápoles, Patrimonio Cultural de la Humanidad.

En el coro de la iglesia de Giacomo, construyó un magnífico sepulcro con figuras de bajo relieve trabajadas por el célebre escultor Juan de Nola (Juan Meriliano de Nola, autor del mausoleo de Ramón Folch de Cardona, Bellpuig, Lérida).

Trazó una calle que, hasta mediados del sigo XIX, se llamó Strada di Toledo: no sabemos si en memoria de don Pedro Álvarez de Toledo o del arquitecto imperial que la implementó. A finales del XIX, dicha calle fue conocida como Strada Roma già Toledo. Actualmente se la conoce como Vía Toledo y está situada en el centro histórico de Nápoles.

 Realizó para el Virrey de Nápoles el desaparecido Palacio Arzobispal de Puzol, en Valencia; Aquí, Juan Bautista rediseñó algunas plazas y las ornamenta con fuentes.

En Nápoles, Juan Bautista de Toledo contrajo matrimonio con Úrsula Jabarria, hija de Gerónimo Jabarria. La dote contribuyó a mejorar su posición económica. Tuvieron dos hijas.

En 1559, Felipe II le mandó venir a España en calidad de Maestro Mayor de todas las Obras Reales. En 1562, fue nombrado Arquitecto Real responsable de las obras de El Escorial.

Juan Bautista de Toledo trazó, casi simultáneamente: La Casa de Campo de Madrid, La Granjilla de la Fresneda y el Real Monasterio de El Escorial. También urbanizó el entorno del Monasterio mediante dos calles arboladas de cuatro filas de olmos; una de estas calles unía la Villa del Escorial con el Monasterio y, la otra, la Villa con La Granjilla de la Fresneda.

En paralelo con las realizaciones arquitectónicas y urbanísticas anteriores, Felipe II trasladó, en secreto, la capital del Reino de Toledo a Madrid. La elección de la ubicación del Monasterio de San Lorenzo el Real en las estribaciones del Monte Abantos, determinó – en gran medida – que Felipe II estableciese la capital del reino en Madrid: Carlos V fue el último emperador que dirigió su imperio desde un caballo; Felipe II el primer rey que gobernó su reino, un imperio, desde un despacho del Monasterio de San Lorenzo del Escorial y desde su Casa (Casa del Rey) en La Granjilla de La Fresneda. Desde su cenador en el Estanque de La Isla, el Rey veía crecer la obra del Escorial.

                                                           Andrés Magaña García

Publicado 31 julio, 2019 por Andrés Magaña García en Sin categoría

AGENDA 2030   Leave a comment

Publicado 31 julio, 2019 por Andrés Magaña García en Sin categoría

CARLOS V   Leave a comment

Publicado 31 julio, 2019 por Andrés Magaña García en Sin categoría

EL URBANISMO DESAFORADO DECONSTRUYE EL ENTORNO DEL MONASTERIO DEL ESCORIAL   Leave a comment

La construcción del entorno del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial

agua, territorio y paisaje escurialense

P. Chías Escuela de Arquitectura – Universidad de Alcalá. Alcalá de Henares (España)

T. Abad Escuela de Arquitectura – Universidad de Alcalá. Alcalá de Henares (España)

 RESUMENLos estudios sobre el Monasterio del Escorial se han centrado tradicionalmente en las cualidades arquitectónicas, formales y estilísticas del conjunto, evitando abordar el complejo e imprescindible sistema de infraestructuras construido para su servicio y sin el que no hubiera podido desarrollar las actividades religiosas, formativas y cortesanas para las que fue proyectado. Los requisitos funcionales de un conjunto tan importante hicieron necesaria la construcción de un gran número de obras como el abastecimiento de agua y el saneamiento, pero también ingenios como los molinos o caminos para facilitar el acceso y asegurar su abastecimiento. La presente investigación aborda el estudio de las infraestructuras del agua, construidas ininterrumpidamente desde del siglo XVI para dar servicio en un primer momento al conjunto monacal, y después a la propia población de San Lorenzo. Esta compleja red ha aportado al territorio y al paisaje un formidable conjunto de hitos aún desconocidos en su mayoría [1]
 ABSTRACTStudies about the Monastery of El Escorial focused traditionally on the architectural, formal qualities of the monastic buildings, eluding other essential subjects as the infrastructures. It would have been impossible to develop the daily life wihout them. The needs of the different uses in such a complex ensemble needed a great set of buildings and infrastructures such as water supply and sewage, but also water mills and roads, to access and ensure the provisions. Our research deals with the study of all these hydraulic infrastructures, which were built continuously from the 16th century onwards, not only to serve the monastic buildings, but also the town of San Lorenzo. As complex net of civil works, it introduced in the territory and the landscape an essential set of landmarks, most of which still remain unknown.
 Recibido: 11/04/2014; Aceptado: 01/06/2014; Publicado on-line: 05/12/2014Citation / Cómo citar este artículo: Chías, P., Abad, T. (2014). La construcción del entorno del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Agua, territorio y paisaje. Informes de la Construcción, 66(536): e046, doi: http://dx.doi.org/10.3989/ic.14.027.Palabras clave: Agua; territorio; patrimonio; paisaje; Monasterio de El Escorial.Keywords: Water; territory; cultural heritage; landscape; Monastery of El Escorial.Licencia / LicenseSalvo indicación contraria, todos los contenidos de la edición electrónica de Informes de la Construcción se distribuyen bajo una licencia de uso y distribución Creative Commons Reconocimiento no Comercial 3.0. España (cc-by-nc).

INTRODUCCIÓN

El entorno del Monasterio ha sido habitualmente contemplado desde un punto de vista esencialmente descriptivo, generalmente laudatorio y acrítico, como se aprecia tanto en las descripciones de los contemporáneos de la construcción de la fábrica –el Padre Sigüenza, Arfe, el doctor Almela, fray Juan de San Jerónimo– como en textos posteriores –fray Francisco de los Santos o Antonio Rotondo, entre otros–. Por su parte, visitantes y viajeros como Ponz, Gauthier o Unamuno proporcionaron unas visiones personales poco objetivas y muy mediatizadas por los prejuicios. También la mayoría de los estudios contemporáneos se ha centrado en los aspectos arquitectónicos del conjunto del Monasterio y de la población de San Lorenzo, relegando a un segundo término sus aspectos funcionales y su relación con el entorno.

Excepción singular fue la del gentilhombre flamenco Jehan Lhermite (1), que se detuvo en el modo en que los distintos ámbitos del conjunto monacal eran utilizados al final del reinado de Felipe II, prestando una atención muy particular a los estanques.

Análogamente, algunos estudiosos contemporáneos se han interesado por el entorno y por el agua en sus diferentes manifestaciones, como Gregorio de Andrés (2)(3), Cervera Vera (4)(5)(6), Martín Gómez (7)(8), Cervera, Añón y García Frías (9) o Navascués (10). Desde un punto de vista más divulgativo, destacan dos recientes monografías sobre los Bosques Reales (11) y sobre la cerca (12).

Esta deliberada falta de consideración de los procesos de transformación del soporte geográfico en el entorno del Monasterio ha conducido a enfoques parciales y sesgados que han aislado la arquitectura de la vida cotidiana, convertida en una abstracción en la que el abastecimiento de agua o de bastimentos, la molienda, la evacuación de residuos o la manufactura de ciertos productos como el papel –la vida cotidiana, en definitiva-, no han tenido cabida.

Por ello, la novedad y relevancia del presente estudio radica precisamente en que aborda tales procesos de transformación a partir de la construcción de las distintas e imprescindibles infraestructuras dentro del Parque Real que rodeaba el Monasterio; pero también reside en la oportunidad y características de sus usos y funcionamiento, pues aparecen las bodegas, lagares, estanques, jardines, fuentes, arcas, viñas, olivares y molinos que citaba fray José de Sigüenza (13), «que todo esto se hizo para el servicio de la casa, tanto como se plantaba de árboles frutales y arboledas» (Figura 1).

Figura 1. Atlas Blaeu, 1667: Scenographia Fabricae S. Lavrentii in Escvriali (detalle). Biblioteca Nacional de España, Madrid. El fondo de esta variante del ‘Séptimo Diseño’ de Herrera y Perret muestra los principales hitos del Parque Real; el molino está representado junto al margen derecho.

La superposición de todos estos elementos en el espacio geográfico ha ido construyendo no sólo el territorio, sino los paisajes que se han sucedido hasta la actualidad y que han sido reflejados tanto en la cartografía, los dibujos históricos o los vuelos, como en los documentos escritos.

El ámbito temporal se extiende desde la fundación del Monasterio hasta principios del siglo XX, cuando se desarrollaron los nuevos proyectos de urbanización en los municipios ya independientes de San Lorenzo y de El Escorial de Abajo.

La acotación espacial de la investigación se circunscribe, pues, a los territorios que constituyeron las fincas más próximas al servicio del Monasterio, esto es, a los comprendidos entre el arroyo del Tercio por el este y las sierras del Sistema Central por el oeste, y desde Guadarrama y Alpedrete por el norte hasta la Dehesa de Fuente Lámparas, al sur de las Machotas. Comprende tanto las cumbres serranas –con altitudes que oscilan entre los 1.745 m de Abantos y los 1.558 m del Puerto de Malagón- y sus escarpadas laderas, como el piedemonte con sus vastas zonas boscosas y adehesadas. Esta zona de la rampa está constituida por berrocales y jalonada de cerros, entre los que destaca la Atalaya Real (926 m de altitud). En ella se han conformado pequeñas depresiones o navas, zonas semihúmedas en las que se han depositado las arenas procedentes de la erosión del granito. La escasa pendiente provoca que el avenamiento de los cauces sea difícil y que se formen numerosas charcas y humedales como las lagunas de Las Radas, del Chicharrón y del Castrejón, entre otras, y en muchas de las cuales se han construido pequeños diques para su aprovechamiento ganadero, pesquero y cinegético.

Por este ámbito discurren los cursos altos del río Guadarrama y de su afluente el Aulencia; el primero lo hace por la parte más oriental de la zona de estudio, y a él vierten los dos arroyos Guateles –frecuentemente citados en la correspondencia de Felipe II–, que atraviesan las fincas de el Campillo y Monesterio y en los que se instalaron diversos ingenios, así como el arroyo Loco –así llamado por su cauce variable.

El curso alto del Aulencia se denomina arroyo del Batán, de significativo topónimo, que atraviesa La Herrería y el resto de las fincas de oeste a este hasta confluir con el arroyo del Tercio –que constituye el límite geográfico del Parque Real por el este.

De entre los afluentes del Aulencia también merecen citarse, por su proximidad a la fábrica del Monasterio, el arroyo del Romeral –que desciende por la ladera sur de Abantos– y el del Arca del Helechal –que lo hace por la Solana del Ventisquero–. Como más adelante se verá, los tres resultaron idóneos para la construcción de presas.

Son también numerosos los manantiales y las fuentes.

3. EL ABASTECIMIENTO DEL CONJUNTOTop

Siguiendo la doctrina vitrubiana, en la elección de la ubicación del Monasterio, la existencia de fuentes que asegurasen el abastecimiento de agua en todas las estaciones del año resultó una cuestión prioritaria, así como la de arroyos con caudal suficiente para construir presas y molinos (Figura 2).

Figura 2. Anónimo, 1565: Traza muy sencilla de la dehesa de la Herrería para proceder a su ordenación y sirva de mayor ornato a los alrededores del Monasterio. Ministerio de Cultura, Archivo General de Simancas, Valladolid. Se aprecian tanto el río como el arroyo del Cerbunal, procedente de la fuente homónima, en cuyo curso medio se construiría la presa del Romeral. El monasterio está representado como un rectángulo en el ángulo superior derecho.

De hecho, «el sitio de la fuente de Blasco Sancho» ya aparece citado en una carta del secretario de Felipe II, Pedro del Hoyo, fechada el 3 de diciembre de 1561 {IVDJ caja 82, envío 61, nº 11}; y también la no menos caudalosa de Matalasfuentes –renombrada luego como fuente de la Reina–, «más apartada hacia el Poniente» y que tenía «alguna mas sal» (14).

El aprovechamiento de fuentes y arroyos para el abastecimiento del conjunto monacal aparece descrito en un manuscrito fechado en 1645 (15), que Gregorio de Andrés (2) atribuye al P. Nicolás de Madrid.

De acuerdo con las descripciones antiguas, con el reconocimiento de Enrique Repullés en 1899, con las Hojas kilométricas 1:2.000 del Catastro de Rústica de 1860-1870, y tras efectuar el imprescindible trabajo de campo, hemos reconstruido el trazado desde el arroyo del Cascajal –La Barranca en los apeos del siglo XVIII–, en el que la captación se realiza en una primera arca de sillería a la que también afluyen por un encañado de barro las aguas procedentes del arca del San Juan sobre el arroyo del Tobar (Figura 3).

Figura 3. Alfred Guesdon, ca. 1855: St. Laurent de L’Escurial: vue prise de la route du Palais en haut.Biblioteca Nacional de España, Madrid. Abajo a la izquierda se aprecia el arroyo del Romeral, así como la derivación a la Compaña y al molino. A la derecha, el Estanque.

Este arca del Cascajal, se encuentra en el curso medio del arroyo homónimo; en ella «se hizo un arco por encima del arroyo, y entra [el agua] siete u ocho pies en alto y cae en el arca. Esta agua se tiene por mejor que la del arroyo y sustenta el mes de agosto y septiembre ella sola […] Metida el agua en los caños desde la misma arca viene orilla del camino, de arquilla en arquilla, que hay de una en otra cien pies, poco más o menos» (15). En la última «antes de llegar a las casas y talleres» y al pósito –probablemente el lugar que mantiene el topónimo de los Pilares– había una derivación a La Compaña, mientras el caño principal seguía hasta el arca de los Repartimientos, en la actual Plaza de Benavente. De esta última arca partían los ocho caños que abastecían al Monasterio atravesando entre las dos primeras Casas de Oficios y la Lonja en dirección a la fachada norte, donde penetraba en el edificio; y junto a ella había un estanque «donde cogen agua los vecinos», hoy convertido en fuente. Toda la red en el interior de los edificios, y en particular del monasterio, fue construido siguiendo los criterios de máxima eficiencia y accesibilidad, con un complejo sistema de llaves que no sólo permitió hasta el siglo XX que el agua llegase con presión a todo el edificio hasta una altura de 33 pies, sino que los diferentes ramales se pudieran reparar sin perjudicar el funcionamiento del resto.

La derivación a La Compaña atravesaba el camino para entrar en el Plantel, girando después a levante para entrar «por debajo de la carpintería, donde se sacó un caño al corral primero de la gallinería, e hízose fuente a la manera de pozo […] y caminando el agua por la dicha carpintería fue a dar a un arca, que está en el corral de la leña del horno […] y de ahí va a dar agua a la cocina de la Compaña; y tomando allí lo que ha menester con todo el remanente va a dar agua a una bóveda que está para el servicio de la zapatería, y tomando allí la que ha menester […] revuelve a mano derecha por un conducto y va al estanque de la huerta» (16) (Figura 4).

Figura 4. Enrique Repullés,1899: Viaje de aguas del Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial (detalle). Patrimonio Nacional, Archivo del Palacio Real, Madrid.

Por otra parte, desde que el rey Carlos III consiguió en 1767 que la Comunidad Jerónima consintiera en construir en los terrenos que hoy ocupa el pueblo de San Lorenzo y se promulgaron las primeras Ordenanzas, la población comenzó a crecer y con ella la demanda de agua. Para paliarla se encargó al arquitecto mayor Juan de Villanueva entre 1770 y 1780 la construcción de las presas del Romeral y del Infante.

En 1899 aún se mantenía intacto el encañado original, pero a raíz del crecimiento de la población de San Lorenzo el sistema de abastecimiento del conjunto hubo de ser revisado por el arquitecto Enrique Repullés. Éste levantó todo el trazado junto al sobrestante Mariano Pardo, y sustituyó los encañados de barro originales por tuberías de plomo con mayor sección, reduciendo las pérdidas y las averías {APR planos 2272, 2325-2330}.

Poco después, en 1908 el ingeniero Rafael Ripollés realizó la sustitución de las tuberías en el Viaje Grande; estas mejoras afectaron especialmente al arca del Romeral y a la presa homónima {APR planos 1871-1873}. Su capacidad se aumentó entre 1921 y 1931 con la construcción de la Presa Nueva del Romeral; también se realizó una nueva traída de aguas subterránea desde el embalse del Tobar.

Como contrapartida, al remodelarse la plaza de Benavente en 1911 se demolió el Arca de los Repartimientos, de la que la fuente actual guarda memoria.

4. EL AGUA, EL RECREO Y EL RIEGO: LOS ESTANQUESTop

Junto al edificio de la Botica y el muro de los nichos se construyó el estanque grande de la huerta. Diseñado por Francisco de Mora, éste debió terminar sus trazas antes de 1588, pues el 2 de junio de ese año se contrató la ejecución de la obra a los maestros de cantería y albañilería Pedro del Carpio y Alonso de Torres, como «destajeros y laborantes en la fábrica del monasterio de San Lorenzo el Real» (17).

Las condiciones técnicas y económicas fueron redactadas por Gonzalo Ramírez, veedor y contador de la fábrica monacal, y por Fray Antonio de Villacastín. En ellas se estipulaba que la obra habría de hacerse en sillería engrapada, además de la escalera de bajada a la huerta y una o dos escaleras más para bajar al vaso, y con un andén todo en derredor {Archivo Municipal de El Escorial, Protocolo de Francisco Escudero}.

Las obras se debieron concluir con rapidez pues el padre Sepúlveda afirma que se acabó «de poner en la perfección que tiene» en mayo de 1589. Con el agua se regaba la huerta y se mantenía una piscifactoría, pues el rey mandó traer tencas, carpas y otras especies de Flandes y Milán (18).

En La Fresneda el rey también quiso construir un conjunto de estanques que, además de servir a los usos citados, permitieran un uso lúdico. Ya en mayo de 1563 se cita en una carta del prior Huete al secretario Hoyo que había enviado «al Pelegrin, tornáronme a decir que será bien que viniese el Holandés». A lo que el rey anotó al margen: «Pésame de la calentura, despachad luego por el Holandés que será bien reparar aquello, y de que le he dicho lo que le parece de ello y le volvamos a entender de lo de allá y a este propósito me escribís avisando de cómo os fuere y será bueno dar prisa a Juan Bautista» {AGS OyB, Escorial leg. 72}. El holandés era Petri Janson, quien ya había trabajado en otras obras reales ayudado por Pedro de Tolosa y supervisado por Juan Bautista de Toledo (Figura 5).

Figura 5. Topografía Catastral de España, Catastro de rústica, 1860-1870. Término Escorial Bajo, Hoja kilométrica 4-H. Instituto Geográfico Nacional, Madrid. La hoja representa los estanques de La Fresneda.

En julio de 1563 Janson recorrió la finca localizando los lugares adecuados para situarlos, y finalmente se construyeron cuatro, que Sigüenza (19) describió detalladamente, Lhermite (1:268) se refirió también a ese uso lúdico al recordar «que en esta estación estaban helados y sobre ellos nos deslizamos rodando sobre nuestros patines de Holanda».

Según Quevedo (20), en los estanques de La Fresneda «estaban prevenidas góndolas perfectamente construidas» por el marino Carlos de Ravasquier, y en particular un bergantín de 22 pies de largo, notable no sólo por su esmerada construcción, sino tan ricamente empavesado y alhajado, en particular la cámara de popa, que llamaba la atención de cuantos lo veían. En 1564 lo vio y usó don Juan de Austria quien dijo «Que no tenía inconveniente en pasar con él el golfo de León».

De las fuentes parece que se ocupó el milanés Juan Andrea (21).

5. LOS DESAGÜESTop

Gran parte del agua sobrante del interior del Monasterio y de las pluviales iba a los grandes aljibes que se construyeron en diferentes patios del interior de la fábrica, y eran reaprovechadas para las fuentes en un alarde de optimización de los recursos hídricos. Los sobrantes y las aguas negras eran conducidos a diversos puntos del exterior por galerías abovedadas visitables «que puede un hombre caminar enhiesto por ella» (22). Además hay que añadir los manantiales que surgen en diversos puntos del interior de la fábrica, cuyas aguas hubieron de ser también evacuadas.

Aunque en 1910 se realizó una primera revisión del saneamiento del conjunto, fue el arquitecto Anselmo Arenillas el que actualizó toda la red en 1954 {APR, planos 1507-1508, 2260 y 3593-3607}. La mayoría de las galerías continúa siendo accesible y visitable, y además de la ya citada procedente de La Compaña, las principales que vertían originalmente al exterior son las siguientes.

Dentro de la iglesia nace un manantial diez o doce pies bajo el suelo «junto a la esquina [del pilar] que mira a la capilla de S. Mauricio»; se construyó un pozo en piedra y el agua se encañó bajo la nave «y se juntó con otros manaderos que hay entre el altar de Nuestra Señora y el de S. Pedro, y el pilar que está frontero de ellos, y volviendo a mano derecha se metió en la madre principal, que va por debajo de las gradas del altar mayor» y, obviamente, se dirige al Panteón. Este caño es el que causó tantos problemas para terminar esta parte del Monasterio, puesto que al retomarse las obras en 1643 y bajar el suelo cinco pies más de lo proyectado el Panteón comenzó a inundarse. De hecho, hasta que fray Nicolás de Madrid no dio con el problema y desvió las aguas no se pudo concluir la obra y trasladar los cuerpos reales, lo que sucedió finalmente el 17 de marzo de 1654, casi cincuenta y seis años después de la muerte de Felipe II.

Este conducto general o «desaguadero» del Bosquecillo recibía también el agua de los estanquillos del Patio de los Evangelistas, de los patinillos de las Campanas y del patio de Mascarones, además de las aguas interiores de la parte oriental del edificio (23) (Figura 6).

Figura 6. Topografía Catastral, Parcelario urbano, 1860-1870. Ayuntamiento de S. Lorenzo de El Escorial. Hoja 3-D. Instituto Geográfico Nacional, Madrid. En la parte inferior derecha está representada la salida del desagüadero y el estanque del Bosquecillo, sustituido recientemente por una piscina.

Desde la balsa que hay junto a la torre de las Damas –la noreste–, sale el agua por un conducto bajo el jardín de Levante y entre las dos escaleras «y camina derecho al Escorial por debajo de tierra, hasta salir […] fuera de la pared del dicho Bosquecillo, como sesenta pies más o menos de la puerta que llaman de Carpio, que está al rincón y mira al Escorial» (24).

Finalmente, el desaguadero que sale al Jaral por debajo de la puerta condenada de la huerta acababa en la fuente de Lobregón; recogía «las aguas de las cocinas, balsas del convento, colegio, seminario y enfermería del convento y balsa que está debajo de la botica, del patio principal que se dice de los reyes del pórtico, de toda la lonja […] y se despeña por entre la viña y dicho estanque [de la huerta]» (25).

6. EL AGUA Y LA SALUD: LOS POZOS DE NIEVETop

Desde la Antigüedad se consideraba que la nieve tenía propiedades medicinales por su capacidad de refrescar bebidas y conservar alimentos, y a ello se dedicaron varios tratados. El método seguido para transformar la nieve en hielo consistía en cortar la nieve con palas en primavera, para trasladarla después a los pozos a lomos de caballerías dentro de capazos impermeabilizados con hojas. Una vez en el pozo, los pisoneros la disponían en tongadas de entre 20 y 50 cm de espesor separadas por capas de paja o helecho, y la prensaban hasta que se transformaba en hielo. En verano se cortaban los bloques de hielo y se transportaban durante la noche hasta el Monasterio, de nuevo a lomos de caballerías.

Aunque existía un pozo en la zona de la Pizarra –El Campillo– anterior a la fundación del Monasterio, para servicio del conjunto escurialense se construyeron un total de cuatro pozos más: tres de ellos en las cumbres de San Juan, situados en zonas de umbría por encima de los 1.600 m de altitud –Navazo de la Pulga, Cuelgamuros–, a los que se accedía por la Vereda de los Pozos. En 1594 se pagaba una primera nómina de los peones que habían trabajado en la cuadrilla del sobrestante Gregorio Reglero {AME XII, 31}, y en 1595 ya estaba en funcionamiento el de San Juan de Malagón, pues se pagó a Diego Alonso de Mirantes, nevero de la casa de la Fuenfría, por dieciocho días que asistió en encerrar la nieve en el pozo, y por veintinueve haces de paja centenaza para ir poniendo entre la nieve {AME XIII, 12}.

Consisten en un cono invertido de directriz circular de mampostería, de unos 7 m de diámetro en la boca y con una profundidad en torno a los 12 m. Aunque hoy sólo se conserva uno de ellos entero –pues estuvo en funcionamiento hasta 1934–, permite apreciar que originalmente se protegían con una construcción también de mampostería, de planta rectangular y cubierta abovedada sobre el pozo y con cerchas de madera en el resto, que estaba protegida con teja a dos aguas. El cerramiento se reforzaba en los lados mayores con potentes contrafuertes para soportar la presión del hielo, mientras en la parte inferior existían varios huecos para la carga y la descarga, que se realizaba con el auxilio de poleas.

El fondo está ligeramente inclinado hacia el desagüe por una alcantarilla para que el agua procedente del deshielo pueda escurrir sin derretir el resto (Figura 7).

Figura 7. Luis Cervera Vera, 1986: Alzado y sección de un pozo de nieve.

En el Capítulo celebrado en diciembre de 1609 los jerónimos decidieron construir otro pozo «en lo alto de Campillo, en las vertientes que llaman de Cuelgamuros […] para las granjas de verano, para los enfermos y huéspedes principales, y para el Convento algunos días de los caniculares y de gran calor en el estío», pero también para vender la nieve.

Finalmente, el pozo que se encuentra junto al Monasterio se utilizaba para almacenar el hielo procedente de los neveros de la montaña.

Construido por la Comunidad, probablemente con las trazas de Francisco de Mora {IVDJ, envío 21, fol. 173}, actualmente está muy restaurado.

7. LOS MOLINOSTop

Los molinos hidráulicos se construyeron en la zona con propósitos diferentes, como la fabricación de papel, la molienda de cereal, el corte de piedras duras para el monasterio, e incluso la fabricación de armas.

Se distribuyeron sobre tres cursos diferentes: el arroyo del Batán –el río Aulencia en su curso alto-, el río Guadarrama y su afluente el arroyo Guatel 1º.

Las primeras menciones a estos ingenios aparecen en dos informes. El primero se refería a los estanques, y fue remitido en 1566 por el contador de la fábrica Andrés de Almaguer al secretario del rey, Pedro del Hoyo: «Todos convienen en que se puede hacer molino en el estanque y batán y se ahorrará mucho gasto» {AGS OyB, Escorial leg. 6}.

El segundo informe es el Memorial sobre algunas cosas que se podrían hacer en la dehesa de la Herrería, para que estuviese mucho más agradable y con mucho más lustre {AGS leg. 2, fol 48}. En él se aprecia la necesidad de construir un molino harinero en el entorno del Monasterio, pues «en el Escorial y en la Fresneda y en otros lugarejos cerca de ellas, hay falta de moliendas, especialmente en los años secos que van a moler a unos molinos de Guadarrama, y en ellos hay poco agua y tanta prisa a moler que, algunas veces, quien lleva una carga de trigo para que se muela, espera tres o cuatro días».

En consecuencia, se planteó la construcción de un primer molino harinero en la salida de la Herrería, y más tarde, un segundo en el interior del conjunto de la Compaña.

El Manual de la Hacienda de este Monasterio de San Lorenzo el Real, y de sus rentas y granjerías elaborado en 1605 y renovado en 1652 {APR Patronatos, leg.154} menciona que «en esta dehesa [de la Herrería] se hicieron en tiempo del mismo fundador una [es]clusa y presa de piedra, que todo está junto en el río Abulencia (sic), poco antes del Prado Tornero, y esto dicen que sirvió para serrar allí jaspes y mármoles en la fundación de esta casa, y acabada la obra se dedicó todo a molino de papel y últimamente a molino harinero que le he conocido yo moler muchísimos años, hasta que en el año pasado de [1]643 le destecharon, y no han quedado más que las paredes, la presa, aunque no muy bien compuesta, y el cubo para el agua que bajaba de los rodetes, que eran dos piedras; este cubo está bueno y dicen que es alhaja»; después «mandó su majestad fundar y hacer de nuevo el molino de pan de dos ruedas que ahora posee esta casa y arrienda, que está en el arroyo de la Herrería, del cual se sirvió este Monasterio para su gasto muchos años, hasta que se labró en la Compaña el que ahora tenemos; y antiguamente había junto a este molino en la casa que allí hay grande, cierto ingenio para aserrar las piedras de jaspe que se asentaron en el altar mayor de este convento; y después mandó su Majestad fundar allí junto el molino de papel que ya está caído, por haberse experimentado que su costa era más que el provecho».

Su construcción empezó en 1576, cuando se fijaron las condiciones «para hacer las paredes de la casa del molino» {AME V, 18}, pero hasta 1578 no se contrató al albañil Gaspar Ruiz para levantarlas. Ese mismo año Antón Lozano se obligaba a labrar y traer desde Hoyo seis piedras redondas harineras para las ruedas del molino {AME VI, 23}. Un año antes, en 1577 el cantero Nicolás de Rivero se obligaba a hacer la presa y el cubo {AME VI, 9}.

El molino del jaspe o «molino caído» se levantó para labrar la piedra de mármol destinada al retablo de la Basílica; y en 1579 Francisco Campero, maestro de cantería, se obligaba «a la obra de cantería para el ingenio de labrar, bruñir y aderezar la piedra de mármol» {AME VI, 42}, pero fue finalmente ejecutada por los canteros Francisco Campero y Alonso Esteban {AME VII, 14}, y tasada en 1580; la froga fue concertada con Juan Montoya ese mismo año {AME VII, 25}.

Respecto al interior, el italiano Pedro de la Mola y el carpintero Andrés de Herrera se comprometieron en 1579 «a hacer un ingenio conforme a la traza y modelo de Jácome de Trezo y a satisfacción de Juan de Herrera» {AME VII, 5}. Cuatro años después Mola seguía asistiendo como oficial «en la obra modelo e ingenio del molino de jaspe» {AGS, Memoriales de partes, leg. 4}. Paulo Morigi (26) dijo de este molino que contaba con la tecnología más avanzada de su tiempo, y que los jaspes se cortaban «con el artificio del agua que hacía trabajar todo el hierro a golpe de cuatro martillos».

Desde 1584 se sucedieron las compras de sierras tanto para el molino de jaspe como para el taller, encargadas todas ellas al herrero Alonso de Llanos {AME IX, 4 y 22}.

Por último, el molino de pan tenía dos ruedas y se arrendaba, «porque para el servicio de esta casa basta el molino de pan que hay dentro de la Compaña» {AME X, 2}.

Por último, el Manual de Hacienda elaborado en 1605 {BME, 187.II.14} describe que el molino de pan estaba junto al de papel, y que éste era entonces «de ningún provecho».

Para su adaptación a molino de papel, en 1590 estaba trabajando el entallador Pedro Mola {AME XI, 39 y XII, 7} y en 1592 se pagó a Julián Martínez por la obra de carpintería {AME XI, 45}. Ese mismo año Rodrigo de Holanda pintó de ocre y verde montaña todas las rejas, puertas y ventanas «de los molinos del ingenio y del papel» {AME XII, 8 y 16}.

Estuvo funcionando como molino harinero hasta mediados del siglo XVIII.

Al describir la Compaña, Lhermite (27) dice de su molino harinero: «se levantó allí un molino de agua de muy rara y extraña invención que no costó menos de 80.000 escudos y que sólo muele durante tres o cuatro meses al año, en concreto en los meses de invierno, cuando el agua llega hasta allí desde las montañas. Pero como esta agua fluye en muy pequeñas cantidades y con bastante escasez, se ha inventado para que este molino pueda moler una ingeniosa industria que consiste en un gran receptáculo desde donde esta agua, después de atravesar un canal con grandísima furia, cae desde lo alto sobre las ruedas del molino. Éste, impulsado por esta sola fuerza, se pone en movimiento y consigue moler».

Este ingenio se construyó en el lienzo norte del edificio, entre el corral de la leña de la cocina y el de la gallinería. Se trata de un molino de cubo con dos ruedas y tahona que fue diseñado por Francisco de Mora; la obra de cantería fue realizada por Pedro del Carpio y Yuste González, y la del caz lo fue por el cantero Miguel Sánchez y los albañiles Esteban Frontino y Gaspar Rodríguez, todo ello en 1596 {AME XII-9 y XIII-16}. Los trabajos de carpintería corrieron a cargo de Juan García, y se midieron y tasaron en 1597 {AME XIV, 4 y 7}. Ese mismo año Alonso Sánchez Zerudo sacó y desbastó las piedras del molino {AME XIV, 5} y de la tahona {AME XIV, 2}, lo que demuestra que aún estaba en construcción (Figura 8).

Figura 8. Atribuido a Francisco de Mora, ca. 1590: Sección del molino de La Compaña. (Lám. XXXVII, Catálogo López Serrano). Patrimonio Nacional, Biblioteca del Palacio Real, Madrid.

En el cárcavo del molino se halló un manantial que se cubrió con una bóveda hasta pasar la esquina de la huerta y atravesar la cerca de la Herrería, donde, ya descubierto, confluía en el arroyo homónimo.

Aún se conserva bajo la cocina el cárcavo, el canal de entrada del agua y la cuba cilíndrica.

El molino del Batán se construyó también en el arroyo homónimo, aguas arriba de los anteriores ingenios y «pegado al prado que llaman de Matacuadrado […] como un cuarto de legua de casa camino de Robledo». Las condiciones de la obra del «batán y lavatorio de la ropa de la casa» se redactaron en 1582 {AME VIII, 4}, y se contrataron con Juan Romero, maestro de albañilería, y con Juan de la Obarrieta, vecino de Pastrana {AME VIII, 2}. En 1584 se encargaba al calderero abulense Gaspar de Arroyo «una caldera de cobre con dos caños para el batán» {AME IX, 4}. Finalmente, la obra de carpintería se encargó ese mismo año a Antonio Rodríguez {AME IX, 8}.

Según el Manual de Hacienda, «no se sabe si era riguroso batán para batanar paños, o sólo para lavar la ropa de lana de los Religiosos». En 1605 se conservaba el edificio, pero no quedaba rastro de la maquinaria y sólo se utilizaba como lavadero.

Siempre según el Libro de Actas Capitulares del Monasterio, se autorizó que se hiciera una prueba para la fabricación de paños de lana blancos treintenos con la lana de la cabaña del Monasterio, y tras el buen resultado obtenido, en 1780 se aprobó acometer la obra para que «se componga y ponga corriente el batán de la comunidad para que batanen en él los paños de la nueva fábrica». No resultó tan rentable, pero sí una fuente de gastos y de ruido que funcionó hasta el segundo cuarto del siglo XIX.

Casi un siglo después, en el anuncio publicado en el Boletín General de Ventas de Bienes Nacionales de 27 de junio de 1870 figuran «las ruinas de un edificio que fue batán», añadiéndose que el comprador habría de respetar «la servidumbre de aguas […] con inclusión del estanque o presa titulada del Batán y demás obras propias de la conducción de aguas». Recientemente fue reconstruido para servir de restaurante, aunque no se respetaron ni el secadero, ni los pilones ni la alberca.

Por último, en la finca de El Campillo existía «una costosísima fábrica donde se labraban toda clase de armas, que recibió el nombre de molino de las armas», probablemente construido por los Maqueda, que fueron los propietarios anteriores (28). También conocido como Molino del Jaral, actualmente se encuentra en ruinas, muy próximo al km 12,600 de la carretera Guadarrama-San Lorenzo sobre el arroyo Guatel 1º.

Muy cerca, en la vecina finca de Monesterio se construyó, por una decisión del Capítulo de 1626, un molino de papel sobre el río Guadarrama que era necesario para la impresión de los libros del Nuevo Rezado y de diversas Bulas cuyo monopolio tenía el Monasterio. Estuvo en funcionamiento hasta 1678, año en que se cerró porque al parecer hacía mucho ruido y espantaba la caza. Siempre al servicio del Monasterio, se trasladó a Arenas de San Pedro.

Este molino, también muy arruinado, es el que aparece representado en la hoja kilométrica 15D del Catastro de Rústica realizado en 1860-1870.

8. CONCLUSIONESTop

La previsión y el buen oficio de los constructores del conjunto de fincas y edificios del Monasterio, han hecho posible que una gran parte de las infraestructuras hidráulicas hayan llegado hasta el siglo XX, muchas de ellas en funcionamiento, y que incluso las ruinas de las fábricas sean tan sólidas que aún permiten su reconocimiento y estudio.

Como se ha podido apreciar, en esta investigación no sólo ha tenido un gran peso la documentación escrita, pues el trabajo de campo ha resultado imprescindible en la comprobación no sólo de las localizaciones precisas de todos los elementos o hitos territoriales, sino que ha permitido realizar un levantamiento cuidadoso de cada uno. Y en esta labor, la documentación gráfica y cartográfica histórica –lo que incluye vistas y fotografías antiguas–, junto con los vuelos realizados en diferentes años, no sólo es muy abundante, sino que constituye una fuente de gran interés y complementaria a los textos (29).

La combinación de estas tres fuentes ha permitido descubrir las trazas de los ingenios que poblaron el territorio, las huellas de las diferentes culturas, de los hitos históricos y de la vida cotidiana en el conjunto escurialense, que han conformado los sucesivos paisajes hasta la actualidad.


NOTASTop

[1]Los textos originales se han adaptado al español actual. Las principales abreviaturas utilizadas son: AME (Archivo del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, Madrid), BME (Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial), AGS OyB (Archivo General de Simancas, Valladolid: Obras y Bosques), IVDJ (Instituto Valencia de Don Juan, Madrid), APR (Archivo del Palacio Real, Madrid).

REFERENCIASTop

(1)Lhermite, J. (2005). El Pasatiempos. Aranjuez: Doce Calles.
(2)Andrés, G. (1965). Descripción de la fontanería del Monasterio de El Escorial hecha en 1645. En Zarco, J. (Ed.) Documentos para la historia del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial, Vol. 8 (pp. 219-318). Madrid: Imprenta Helénica.
(3)Andrés, G. (1975). Toponimia e historia de la Montaña Escurialense. Anales del Instituto de Estudios Madrileños, (11): 15-26.
(4)Cervera-Vera, L. (1985a). El conjunto monacal y cortesano de La Fresneda en El Escorial. Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 60:149-196.
(5)Cervera-Vera, L. (1985b). Juan de Herrera diseña el puente sobre el río Guadarrama. Anales del Instituto de Estudios Madrileños, 22:55-79.
(6)Cervera-Vera, L. (1986). Conjuntos y caminos en torno al Monasterio de San Lorenzo el Real. En Población y Monasterio [El Entorno], IV Centenario del Monasterio de El Escorial (pp. 37-64)Madrid: Ministerio de Obras Públicas.
(7)Martín-Gómez, P. (1986a). La evolución y los sistemas en la obra de El Escorial. En Fábricas y orden constructivo [La Construcción], IV Centenario del Monasterio de El Escorial (pp. 83-96)Madrid: Ministerio de Obras Públicas.
(8)Martín-Gómez, P. (1986b). La fundación y orígenes de la población del Real Sitio de San Lorenzo. Población y Monasterio [El Entorno], IV Centenario del Monasterio de El Escorial (pp. 15-35)Madrid: Ministerio de Obras Públicas.
(9)Cervera, L., Añón, C., García-Frías, C. (2003). La Fresneda: un lugar de Felipe II en el entorno de El Escorial. Doce Calles.
(10)Navascués, P. (1985). Puentes de acceso a El Escorial. Archivo Español de Arte, 58(230):97-107.
(11)Ramírez-Altozano, J.J. (2009). Historia de los Bosques Reales de San Lorenzo del Escorial. Madrid:Visión.
(12)Sánchez-Meco, G., Rosado, V. (2007). La cerca histórica de los bosques del Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial. San Lorenzo de El Escorial: Sociedad de Fomento y Reconstrucción del Real Coliseo Carlos III.
(13)Sigüenza, J. (1605). La Fundación del Monasterio de El Escorial, (vol. III Historia del orden de San Gerónimo). Madrid: Turner (Reed. 1986).
(14)Sigüenza, J. (1605). La Fundación del Monasterio de El Escorial, (vol. III Historia del orden de San Gerónimo), p. 21. Madrid: Turner (Reed. 1986).
(15)Archivo del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Noticias de todas las fuentes que tiene este Rl. Monasterio de Sn. Lorenzo, Caja XV, fol. 3r.
(16)Archivo del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Noticias de todas las fuentes que tiene este Rl. Monasterio de Sn. Lorenzo, Caja XV, fol. 15v-16r.
(17)Íñiguez-Almech, F. (1965). Las Trazas del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, pp.62-63. Madrid: Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
(18)Cabrera-de Cordova, L. (1619). Filipe Segundo Rey de España, p.925. Madrid: Luis Sanchez.
(19)Sigüenza, J. (1605). La Fundación del Monasterio de El Escorial, (vol. III Historia del orden de San Gerónimo), pp. 398-399. Madrid: Turner (Reed. 1986).
(20)Quevedo, J. (1848). Historia del Real Monasterio de San Lorenzo, p.147. Madrid.
(21)Chías, P. (2013). Territorio y paisaje en el entorno del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial: planos y vistas desde el dibujo de Hatfield House a Guesdon. Revista EGA, (22):38-49, doi: http://dx.doi.org/10.4995/ega.2013.1687.
(22)Archivo del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Noticias de todas las fuentes que tiene este Rl. Monasterio de Sn. Lorenzo, Caja XV, fol. 19r.
(23)Chías, P., Abad, T. (2013). Terrestrial and Aerial Ground-penetrating Radar in use for the Architectural Researches: Ancient 16th Century Water Supply and Drainage at the Monastery of El Escorial (Madrid, Spain). ISPRS International Archives of the Photogrammetry, Remote Sensing and Spatial Information Sciences, XL-5/W2:177-182, doi: http://dx.doi.org/10.5194/isprsarchives-XL-5-W2-177-2013.
(24)Archivo del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Noticias de todas las fuentes que tiene este Rl. Monasterio de Sn. Lorenzo, Caja XV, fol. 18r.
(25)Archivo del Palacio Real, San Lorenzo. Advertencias hechas por fray Diego de Ciudad Real y el veedor de la fábrica del Escorial sobre los conductos generales y desagüaderos de la casa de san Lorenzo, 1692, leg. 109.
(26)Morigi, P. (1593). Historia brieve dell’Augustissima casa d’Austria, con la descrittione della rara al mondo fabrica dello Scuriale di Spagna. Bergamo.
(27)Lhermite, J. (2005). El Pasatiempos, pp. 367-368. Aranjuez: Doce Calles.
(28)Cervera-Vera, L. (1986). Conjuntos y caminos en torno al Monasterio de San Lorenzo el Real. Población y Monasterio [El Entorno], IV Centenario del Monasterio de El Escorial (p. 59)Madrid: Ministerio de Obras Públicas.
(29)Chías, P. (2014). Fincas y cazaderos reales en el entorno del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial: tradición medieval e influencia flamenca. Revista EGA, (23):46-53, doi: http://dx.doi.org/10.4995/ega.2014.2171.

Publicado 31 julio, 2019 por Andrés Magaña García en Sin categoría

SEXENIO DEMOCRÁTICO vs DECONSTRUCCIÓN DEL INALIENABLE PATRIMONIO HISTÓRICO CULTURAL DE LA CORONA HISPANA   Leave a comment

Image result for LA GLORIOSA ISABEL II
Image result for LA GLORIOSA ISABEL II
Image result for LA GLORIOSA ISABEL II

La Gloriosa, la Revolución de septiembre de 1868 destronó a Isabel II. En el Sewxtenio Democrático, en La Leal Villa del Escorial, julio de 1870, el Monasterio de SAn Lorenzo del Escorial y su entorno inmediato: La Herrería, La Casita del Infante, La Casita del Príncipe salieron a pública subasta, a precio de saldo. Afortunadamente, no hubo comprador y La Joya de La Corona es Patrimonio Histórico Cultural de La Humanidad.

Image result for LA GLORIOSA ISABEL II

No ocurrió lo mismo con las principales heredades que Felipe II había donado en su testamento a la orden jerónima: Palacio de Monesterio, El Campillo y La Granjilla.

En una de esas subastas, La Granjilla fue adjudicada el 10 de agosto de 1870, por 76,400 ptas a un farmacéutico de Madrid, Felix Borrell, ancestro de María Esperanza Aguirre Gil de Biedma, expresidente de la Comunidad de Madrid.

Image result for la granjilla

Nota.-· En los números 25 de enero de 1862 y 5 de febrero de 1863 del Boletín de Ventas de Bienes Nacionales se anunciaba la subasta pública el Monasterio del Escorial y las Heredades que Felipe II había donado en su testamento a la comunidad de monjes jerónimos del Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial.

Andrés Magaña García

Publicado 29 julio, 2019 por Andrés Magaña García en Sin categoría

PAISAJE CULTURAL DEL PARQUE NACIONAL SIERRA DE GUADARRAMA – 2/2   Leave a comment

Segovia contemplaba la grandeza del paisaje que le hizo preguntarse: “¿Eres tú Guadarrama, viejo amigo, / la sierra gris y blanca, / la sierra de mis tardes madrileñas / que yo veía en el azul pintada? / Por tus barrancos hondos / y por tus cumbres agrias, / mil guadarramas y mil soles vienen, / cabalgando conmigo, a tus entrañas”.

Image result for PIO BAROJA

               Pío Baroja, decía: “Muralla del Guadarrama / cielo azul, resplandeciente, / aire de tarde, relente, / viento que silba y que brama, / olor de jara y de retama, / de tomillo y de romero;  / montes de color de acero, /  ceñuda tranquilidad, / reposo, serenidad, / lento anochecer severo”.

 

Image result for ORTEGA Y GASSET

             

Para finalizar, yo creo que la Sierra no absorbe al meditador con su belleza, sino que le impulsa al pensamiento. Es un lugar de fortaleza y de paz que nos aproxima al fondo de nuestras experiencias, a cuestiones fundamentales que no se pueden oír con el ruido, las que tienen que ver con quién somos y lo que nos rodea. Podemos elaborar ideas impulsados por la raíz del roble, el agua del arroyo y el canto de la oropéndola. Reflexionando, tejeremos la imaginación y el entendimiento y compartiremos el impulso Cervantino y Orteguiano de rehacer España.

               El ser humano que se sitúa allí donde es más propio su ritmo cordial y encuentra

               en lo circundante un complemento a sus anhelos, puede creer que ha encontrado

               su piedra angular. Eso me ha ocurrido a mí en La Sierra de Guadarrama…

                                                                                             Amparo Ruiz Palazuelos.

CRÉDITOS: JJ Merelo – Viajando, CC BY-SA 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=65345336

Publicado 28 julio, 2019 por Andrés Magaña García en Sin categoría

PAISAJE CULTURAL DEL PARQUE NACIONAL SIERRA DE GUADARRAMA 1/2   Leave a comment

Image result for SIERRA DE GUADARRAMA

En determinados ámbitos se conoce a la Sierra de Guadarrama como la sierra culta, pues sus suaves paisajes, no exentos de la aspereza de los rigores de la alta montaña, han sido motivo de inspiración para escritores, filósofos, poetas, pintores… así como un icono para la Generación del 98 y La Institución Libre de Enseñanza cuyo fundador, Francisco Giner de los Ríos, es considerado el padre del Guadarranismo: vio en la Sierra la mejor aula complementaria para una buena formación humana. Pretendía una regeneración de la cultura, la ciencia, el arte y la sociedad. En su libro Paisaje nos muestra una nueva forma de interpretar y observar la naturaleza y todo lo que nos rodea. No es sólo un espacio abierto fuera de las ciudades, sino un laboratorio natural al aire libre, un auténtico lugar de esparcimiento para ejercitar el cuerpo, pero sobre todo “el alma” (“… el goce no es sólo de la vista, sino que toman parte de él todos nuestros sentidos: la temperatura del ambiente, la presión del aire primaveral sobre el rostro, el olor de las plantas y las flores, los ruidos del agua, de las hojas y de los pájaros…”). El acercamiento al paisaje es un modo de acercarse al conocimiento del orden natural del mundo y del lugar que el hombre ocupa en él. Es una realidad dotada de sentido.

Image result for SIERRA DE GUADARRAMA

En esta misma línea de pensamiento estaba el filósofo José Ortega y Gasset, uno de los que más ha amado, profundizado y expandido por todo el mundo a nuestra querida Sierra. Recuerdo que, siendo universitaria, le empecé a leer con gran expectativa, pues su nombre me llegaba lleno de prestigio. Abrir el primer libro suyo que tenía en mis manos era como abrir una nueva puerta y adentrarme en lo desconocido, una auténtica aventura (no olvidemos que de la capacidad de tener aventuras depende el sabor e interés de la vida). Mis ojos iban surcando las páginas y me gustaba su prosa clara y transparente que me iba envolviendo en una deliciosa atmósfera. Estaba muy cómoda y empezaba a sentir una extraña amistad con el autor, pues me daba la impresión de que era “menos otro” que la mayor parte de los autores que había leído hasta entonces. Parecía que me tenía en cuenta, que me hablaba, logrando establecer esa intimidad escritor-lector que tanto valoro.

               Es cierto que me exigía una atención y una tensión que otros escritos no me reclamaban, pero el resultado era que no sólo los entendía sino que, a través de ellos, lograba ver la “verdad”: veía que las cosas eran así y que, una vez visto claro, ya no podía dejar de verlo. Sus tesis, a través de innumerables vicisitudes, resistían. Las comprendí en mi juventud y a lo largo de mi vida he ido avanzando en ellas y con ellas, dirigiéndome hacia mi propio destino sintiéndome acompañada e independiente. Sólo el verdadero filósofo es un libertador para quien le recibe de forma ingenua (no maleado ni sofisticado) e inteligente.

               No es nada extraño, por tanto, que un día, paseando por la calle Floridablanca de San Lorenzo de El Escorial, el corazón me latiera a mucha más velocidad de lo acostumbrado: descubrí una placa conmemorativa en la casa en la que José Ortega y Gasset (mi maestro) había vivido y escrito. En ella pude leer que el 20 de junio de 1980 el pueblo le rindió un homenaje organizado por la comisión de cultura del Ayuntamiento con la colaboración de la Diputación Provincial, Patrimonio Nacional y la Fundación Ortega y Gasset, en el que participaron sus discípulos Julián Marías, José-Luis Aranguren y Pedro Laín Entralgo en un acto cultural que se llevó a cabo en el teatro Real Coliseo de Carlos III.

Image result for SIERRA DE GUADARRAMA

               Yo no tenía la menor idea de que hubiera vivido en El Escorial. ¿Cómo era posible que nadie me lo hubiese contado o hablado de ello, conociendo mi ferviente admiración hacia él? Me puse, en el acto, a investigar para averiguar cómo y cuándo había empezado todo…  Resulta que su padre, José Ortega Munilla, tenía problemas de salud y le recomendaron los aires de la Sierra. Alquilaron una casa al final del paseo de los Terreros, pero en 1887 arrendó a Patrimonio Real un piso en la Casa de Oficios nº 2 de la calle Floridablanca, que la familia mantendría hasta 1936. No sólo venían en verano, sino en los fríos días de invierno. Para el niño y sus hermanos eran muy conocidos los robledales de la Herrería cubierta de retamas y fresnos, las excursiones a la Silla de Felipe II, las masas de piedra circundante…  En definitiva, los recuerdos de infancia que puliría en su madurez.

Viajando (91445844) (color, contrast).jpg

Cuando José tenía 27 años y había conseguido la cátedra de Metafísica en la Universidad Central de Madrid, vino con su esposa Rosa Spottorno a pasar la luna de miel a la casa de El Escorial. Más tarde, en 1914, este lugar se integró en lo más hondo de su obra, pues no lo consideraba sólo morada sino paisaje, germen y fermento de sus ideas matrices. Había sido un año de actividad frenética en Madrid (con su aparición en la vida pública y política) y la decisión de instalarse con su familia en tan paradisíaco lugar, fue un acierto rotundo que le permitió poder pensar, escribir, pasear y, sobre todo, mirar…

Amparo Ruiz Palazuelos.

Publicado 28 julio, 2019 por Andrés Magaña García en Sin categoría

NAVALQUEJIGO (Comunidad de Madrid) vs BANDUJO (Principado de Asturias)   Leave a comment

BANDJUJO, ASTURIAS, ALDEA MEDIEVAL
IGLESIA FORTIFICADA DE NAVALQUEJIGO, MADRID

La aldea de Bandujo es sin duda el más importante conjunto histórico y monumental, de carácter medieval, que se conserva en el centro de Asturias. Y esto es así, tanto por su excepcional conservación sin graves alteraciones, como por la suma de elementos arquitectónicos y de construcciones auxiliares, que forman una asombrosa agrupación. La magnífica torre defensiva es sin duda la estrella, al ser la mejor conservada de Asturias, pero también su variado caserío con varias viviendas señoriales, su iglesia medieval de Santa María, el cementerio o el impresionante conjunto de hórreos paneras y molinos.

Bandujo está declarado Bien de Interés Cultural, con la categoría de Conjunto Histórico (Decreto 10/2010, de 27 de enero, publicado en el Boletín Oficial del Principado de Asturias, BOPA, de 8 de febrero de 2010).

La aldea de Bandujo aparece documentada ya a finales del siglo VIII y comienzos del IX, con términos como villa o lugar, cuando ya estaba plenamente desarrollada, vinculada a la sociedad feudal.

Bandujo es un modelo de núcleo que ha podido preservar sus componentes básicos durante siglos. De hecho, algunos aspectos propios del mundo contemporáneo, como la electricidad, el agua corriente o las carreteras modernas, no hacen su aparición hasta los años 80 del siglo XX.

En la Alta Edad Media (siglos VIII-XI) encontramos una primera villa de Vandugio, con poblamiento en ladera con dedicación agraria y la explotación de los pastos de altura en la braña de Atambo. Ésta es la única fase que no ha dejado huella física directa, con la excepción de una red caminera, una percepción del espacio productivo y una territorialidad aldeana que va a mantenerse en el futuro. El poblamiento se inició en el entorno de la iglesia de Santa María, La población servil dependía del obispo Gladila.

En la Baja Edad Media (siglos XII-XV), el desarrollo de la aldea en varios núcleos, comienza a concretarse con la presencia de una nueva barriada en el Toral. Es el momento en que se construye una nueva iglesia, en el tránsito entre los siglos XII al XIII, asociada al poder señorial de San Salvador de Oviedo y su red de parroquias.

La huella de San Salvador se manifiesta también en el papel de Bandujo como centro gestor de los bienes capitulares asignados a la yuguería de la Trigal y el granero a ella adscrito. De esa época son los Álvarez de Banduxu, que construyen como símbolo de su poderío una torre de planta circular, existente al menos en el siglo XIV. Esta torre es el testimonio de otro barrio, el del Palacio.

Durante el siglo XVIII se completan los barrios actuales, el Campal, La Molina, El Taranu, El Conventu. Familias como los Miranda o los Tuñón levantaron casonas como la de Muñiz, La Pandiella o el Palacio de los Miranda, y edificaron grandes paneras destinadas a acoger sus cosechas.

El siglo XVIII se mantiene fosilizado en el pueblo que alcanza nuestros días. Durante los siglos XIX y XX Banduxu preserva todo ese universo y se transforma en una aldea dormida. Hoy todo este periplo histórico puede contemplarse allí.

El conjunto de Bandujo, integrado por los distintos barrios que están ahí desde la Edad Media y que conforman el pueblo: El Taranu, Palacio, Entelailesia, El Campal, El Real, La Campa, El Toral, El Barreiro y La Molina, es sin duda el mayor atractivo de Proaza, y uno de los más relevantes destinos turísticos de los Valles del Oso, está necesitado de una decidida actuación de la administración, que ponga en valor su impresionante potencial, como fin de trayecto de un itinerario de montaña en el que se encuentran los miradores más adecuados para el avistamiento de osos y animales salvajes.

Publicado 27 julio, 2019 por Andrés Magaña García en Sin categoría

IF WHAT – QUE PASARÍA SI   Leave a comment

Si puedes ser ecuánime tu ecuanimidad cuando todos los que te rodean la pierden y te culpan.

Si puedes mantener tu serenidad frente a la incredulidad y desconfianza de tu entorno.

Si puedes esperar sin desconfiar.

Si cuando eres engañado no contestas con falsedades.

Si cuando eres odiado te mantienes empático y asertivo, sin presumir de miséricorde o ilustrado.

Si puedes vivir tu realidad sin renunciar a tus sueños.

Si puedes pensar sin prejuicios.

Si puedes afrontar tus éxitos y tus fracasos sin perder la ecuanimidad.

Si puedes sobrellevar que tu relato sea tergiversado para alienar necios.

Si puedes ver cómo se derrumban los logros de toda tu vida y, sin perder la confianza en ti mismo, salvas los restos del naufragio y emprendes, sin amargura, el proceso de restauración y optimización.

Si puedes ser capaz de arriesgarlo todo a una oportunidad; y perder, y volver a empezar, sin musitar amargura sobre el pasado.

Si para mantener tu resiliencia obligas a corazón y nervios a superar frustración y agotamiento.

Si puedes dialogar con todos sin alterar tu actitud ante la vida.

Si puedes moverte entre los poderosos tal cual tu modo de ser.

Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.

Si procuras que todos te tengan en cuenta sabiendo que nadie te va a considerar en demasía.

Si puedes llenar el implacable minuto, con sesenta segundos de productividad, poseerás la Tierra y más aún, ¡serás un Hombre, hijo mío!

IF, RUDYARD KIPLING: “Brother Square-Toes’—Rewards and Fairies”

Traducción (copyleft), Andrés Magaña García

                                                                        “If”

                    If you can keep your head when all about you

                    are losing theirs and blaming it on you.

                    If you can trust yourself when all men doubt you,

                    but make allowance for their doubting too;

                    if you can wait and not be tired by waiting,

                    or being hated, don´t give way to hating,

                    and yet don´t look too good, nor talk too wise.

                    If you can dream – and not make dreams your master;

                    if you can think – and not make thoughts your aim;

                    if you can meet with Triumph and Disaster

                    and treat those two impostors just the same.

                    If you can bear to hear the truth you´ve spoken

                    twisted by knaves to make a trap for fools,

                    or watch the things you gave your life to, broken,

                    and stop and build ´em up with worn-out tools.

                    If you can make one heap of all your winnings

                    and risk it on one turn of pitch-and-toss,

                    and lose, and start again at your beginnings

                    and never breathe a word about your loss.

                    If you can force your heart and nerve and sinew

                    to serve your turn long after they are gone,

                    and so hold on when there is nothing in you

                    except the Will which says to them: “hold on!”

                    If you can talk with crowds and keep your virtue,

                    or walk with Kings – nor lose the common touch

                    if neither foes nor loving friends can hurt you,

                    if all men count with you, but none too much.

                    If you can fill the unforgiving minute

                    with sixty seconds´ worth of distance run,

                    yours is the Earth and everything that´s in it,

                    and – which is more – you´ll be a Man, my son!

                    Rudyard Kipling

Publicado 27 julio, 2019 por Andrés Magaña García en Sin categoría

MÚSICA A LA LUZ DE LA LUNA – EN LA HERRERÍA DEL MONASTERIO DEL ESCORIAL   Leave a comment

13 de julio sibyl pitu

Publicado 26 julio, 2019 por Andrés Magaña García en Sin categoría